--¡Pasad
las urnas! Pero sin correr –dijo la profesora.
--¿Qué sin
correr ni que croqueta quemada? –dije yo--¡Corred que quiero saber los
resultados!
--Alissa,
ya. De verdad. ¿Qué te pasa con las croquetas?
Reí y miré
como pasaban la urna. Cuando llegó a mí, voté mi propuesta, claramente, y se la
pasé a Dea, que votó también nuestra propuesta.
La urna
llegó a la mesa de la profesora y ella empezó a contar los votos, con
exasperante lentitud.
--¡Profe, lo haces a propósito! –grité.
--Dylan,
Alissa, Dylan, --me ignoró—un Gusanito, Felicidades An… ¿No podéis votar en
serio?
--¡Profe,
acaba ya! –gritó media clase.
--Gana
Alissa –dijo tirándome las papeletas.
--¡VIVA!
–gritó Dea.
--Ahora os
espera un largo tiempo para preparar actores.
--¡Esperad!
–exclamó Dea poniéndose delante de toda la clase. Oh, oh-- ¿Quién quiere ver
actuar a Alissa y que sea la protagonista?
Toda la
clase levantó la mano.
--¡No!
–grité-- ¡Me niego! ¡Protagonista no! ¡Hay que cantar y…!
--¿Cantar?
Decidido, tú—dijo la profesora--. Puedes cantar una oda a las croquetas, pero
tú la protagonista.
--Profesora,
le recuerdo que el año que viene usted no estará en este instituto y que quedan
dos días de clases después de la entrega de notas. No haga que me vengue.
--No
amenaces, que las notas no están puestas –dijo ella.
--¡JUM!
–exclamé indignada—Dea, te mataré. Espérame a la salida.
--Voy a
comer en tu casa, como buena gorrona –dijo ella--. Claro que te espero.
--Dealia,
en mi casa hay cuchillos.
--Y en la
mía. Y en la de todos. Dime algo que no sepa.
--Hay
croquetas para comer.
--Alissa,
cuéntame tu historia con las croquetas—dijo la profesora poniéndose en pose de
psicóloga.
Reí. Esas
eran nuestras clases de tutoría.
--Un día
estaba en clase de Plástica haciendo un llavero de peluche. Iba a ser un osito,
un osito adorable, marrón y precioso, pero la cabeza me quedó amorfa, deforme.
Iba a ser un ‘’Teddy Bear’’, pero al final lo arreglé de mala manera y acabó
siendo una croqueta. Le pegué unos ojos y una boca y acabó así –dije sacando mi
llavero, que, efectivamente, era una croqueta sonriente.
--¿Y solo
por eso empezó lo de las croquetas?
--Por eso y
porque esa noche los tres, Lucas, Dea y yo –levanté tres dedos—cenamos
croquetas.
--Oh –dijo
la profesora, perpleja, mientras sonaba la campana--¡Salid de aquí, bestezuelas,
que ya podéis correr a vuestras casas como si no hubiese mañana! ¡Sois libres,
golondrinas mías, id a predicar vuestra sabiduría! –dijo la profesora con
sonrisa soñadora.
--¿Profe?
–reímos.
--Tengo
mucho que corregir. Fuera –nos echó.
Corrimos a
la puerta y fui, cogida del brazo de Dea, hacia el parque, donde nos
encontramos a tres chicas, compañeras nuestras, sentadas en un banco comiendo
pipas.
--¡Jessie!
¡Kat! ¡An! –dijimos Dea y yo.
Nos
saludaron también, con ilusión. Dijeron que querían participar en la obra.
--Jessie,
¿tú que quieres ser? –sonreí.
--¿Hay algo
que lleve un cortador de pizzas?
--No –reí.
--¿Gobernadora
del mundo? ¿Leona? ¿Caballito de mar?
Solté una
carcajada y pensé en el guión.
--Hay una
chica a la que llaman Leona por su pelo.
--¿Puede
querer dominar el mundo en el futuro?
--Claro
–reí.
--Me vale
–sonrió ella.
--¡Yo
quiero ser una gata! –exclamó Kat.
--Sale una
gata, la chica tiene una gata.
--¡Bien!
--Yo seré
una chica ‘’intranquial’’ –dijo An.
--¿’’Intranquial’’?
–dije yo riendo.
--Intranquial.
--Se
refiere a intranquila –explicó Jessie riendo.
--Hay una
chica que dice que está tranquila pero que está hiperactiva. ¿Te vale, An?
–sonreí.
--Sí, me
vale –dijo ella.
--¡Bien!
–grité.
Esto
avanzaba.
Aaaaaaah FAN MUY FAN ¡SALGO 3 VECES! LOF PA TI
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