martes, 23 de abril de 2013

Capítulo 12-- Edburga.


''Toc'', hizo el reloj cuando marcó las dos y media. Empezaba la operación de Lucas. Duraría unas dos horas, así que, con suerte, por la noche me llamaría. A no ser que le pasase algo, que en ese caso me llamaría su madre y yo... Dios, no podía pensar eso, no podía pensar que Lucas no sobreviviría, iba a sobrevivir, volvería conmigo. 
Suspiré. Le echaba de menos, maldita distancia. Maldito cáncer. El cáncer era el culpable de la distancia. 
Me vestí sin dejar de pensar en Lucas. Intenté meter los brazos por la pernera del pantalón vaquero azul y la cabeza en vez de meterla por el agujero para la cabeza la metía por el del jersey negro. Me puse unas botas, negras también y un abrigo, estaba nevando. Me encantaba la nieve, cuando nevaba en mi pueblo me pasaba el día fuera, normalmente. La verdad, me parecía algo melancólico que nevase el mismo día que operaban de cáncer a mi mejor amigo.
Una bola de nieve me golpeó en la oreja cuando cruzaba por la plaza del pueblo.
--¡Lo siento, Alissa! --gritó una niña.
Cuando se acercó la reconocí, era mi prima Cerissa, una niña rubia con el pelo recogido en dos trenzas y ojos azul verdoso. Me miró con una sonrisa desdentada que se le quitó al verme la cara. Me llevé la mano a los ojos. ¿Estaba llorando? No me había dado cuenta. Teniendo en cuenta que las lágrimas estaban medio congeladas, era preocupante.
--¿Qué te pasa, prima Ali? --preguntó ella con una voz demasiado adorable que solo pueden tener los niños de seis años. 
--Nada, Ceri --sonreí todo lo natural que pude --. ¿Con quién jugabas?
--Con Siaff y Lina. ¿Quieres acompañarnos a ver si te animas?
--No estoy triste, Ceri -- mentí.
Sonrió dulce y me cogió la mano arrastrándome con sus amigas.
--No te lo crees ni tú.
Dios, que lista era esa niña para tener seis años.
Llegamos donde estaban Siaff y Lina. Eran gemelas y además las hermanas pequeñas de Dea. Siaff era pelirroja y de ojos azules y Lina también, eran gemelas.
--¿Qué te pasa, hermanita Alissa? --preguntaron a la vez.
Esto empezaba a dar miedo. ¿Tan mala actriz era? Las miré con una sonrisa forzada y dije:
--No me pasa nada, niñas. Estoy bien.
--Somos pequeñas pero no tontas --susurraron. 
Vale, eran pequeñas, listas y pesadas. Vi una muñeca en el suelo y la recogí.
--¿De quién es? --pregunté para cambiar de conversación.
--¡Mía! --dijo Cerissa.
--¿Y cómo se llama?
--No tiene nombre, no se me ocurre ninguno --dijo frunciendo el ceño.
--¿Edburga? --propuse.
--¡Edburga no me gusta! --chilló.
No pude evitar reír. Lo de los nombres raros se le había ocurrido a Lucas cuando me había llamado Alessia Anacleta por primera vez. 
''Mejor no pensar en Lucas.'' pensé ''Me duele el corazón.''

Cuando las niñas se cansaron de jugar, llevé a Cerissa a su casa y luego a Siaff y Lina a la suya, donde me encontré a Dealia que me arrastró dentro y no me dejó salir.

Para cuando volví a casa ya eran las diez de la noche. Volví a mirar el reloj, ¿las diez de la noche? ¿Por qué no había recibido ninguna noticia de Lucas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Comentas? *cara de gatito enfermo*